Puntos clave:

• La gestión del tiempo fracasa sin una gestión de la energía adecuada; la energía es el verdadero combustible de la productividad.
• Comprender tus picos y bajones de energía diarios permite planificar de manera más inteligente.
• Asociar los momentos de mayor energía con tareas que requieren alta concentración, y reservar los periodos de menor energía para tareas administrativas o de recuperación.
• Identificar tus factores personales que drenan o potencian tu energía ayuda a crear mayor equilibrio a lo largo del día.
• Las pausas cortas de recuperación mejoran la concentración, reducen el agotamiento y favorecen el rendimiento a largo plazo.
• Diseñar un ritmo semanal disminuye la fatiga por toma de decisiones y genera una estructura constante.